Intentaron creernos por debajo, entonces empezamos a volar.

Intentaron hacernos creer que éramos brujas, entonces hicimos magia.

Intentaron que callásemos, entonces gritamos.

Intentaron que no votásemos, entonces les botamos.

Intentaron contarnos el cuento de que veníamos de la costilla de Adán, entonces les enseñamos un parto.

Intentaron que llevásemos falda, entonces nos pusimos sus pantalones.

Intentaron excluirnos del mercado laboral, entonces, les mandamos a casa.

También, se creyeron que no podíamos ser independientes, entonces cortamos lazos.

Nos insultaron, nos quemaron, nos trataron como objetos, nos condenaron, nos castigaron durante siglos a no soñar pero, entonces aparecieron: Rosa Luxemburgo, Alejandra de Hipatía, María Zambrano, Frida Kahlo, Rita Hayworth, Eva Peron, Juana de Arco o las Madres de la Plaza de Mayo, entre otras muchas, para recordarnos que la resignación no es una opción.

Entonces, se dieron cuenta de lo fuertes que éramos e intentaron borrarnos de la historia pero lo que no sabían, es que aprenderíamos a escribir.

Todos los días son buenos para reivindicar la lucha por la igualdad, pero, hoy en especial.

Hoy que la lucha no ha terminado, no ha terminado porque siguen muriendo mujeres por violencia machista, porque cada 18 segundos un hombre viola a una mujer en México y 1 cada 7 horas en España. Niñas en diferentes países que no pueden estudiar, mujeres que no pueden trabajar ni salir de casa sin autorización de su marido. Venta de mujeres.

No ha terminado la lucha cuando las mujeres en España ganan un 17% menos que un hombre por un mismo trabajo, cuando a partir de una edad no te contratan por mayor posibilidad de embarazo. Cuando la élite minoritaria de altos cargos sigue siendo ocupada por hombres. Cuando nos siguen haciendo creer que las mejores chicas son las que consiguen llegar a su canon de belleza. Cuando en los exámenes de selectividad de filosofía sigue habiendo 12 filósofos, acaso, ¿no hay mujeres pensadoras? Mientras tanto nos predican la igualdad.

Hoy, las niñas siguen vistiendo de rosa, jugando con cocinitas y bebés. Pero, en cambio, hoy las niñas saben que ser mujer no es ser débil, delicada y bella; saben que son fuertes, luchadoras y escritoras. Escritoras de una nueva historia.

Feliz día de la mujer!

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