Nacemos en un lugar por casualidad. Esto determina todos los aspectos de nuestra vida. O, ¿acaso pensaríamos igual si hubiésemos nacido en el Tíbet? La respuesta es NO; nuestra mentalidad sería totalmente diferente.

Ayer todos los periódicos tenían en portada las elecciones autonómicas catalanas.

-Cataluña vota “NO” a Mas y “SI” a la unidad de España (ABC)

-Nadie ve a Mas como presidente. (EL MUNDO)

-Un cuestionado Artus Mas intenta retener la presidencia de Cataluña. (EL PAÍS)

Hoy amanece con más noticias de lo mismo.

¿No hay más noticias? O, ¿No interesan?

Junto con la religión, el nacionalismo, ha sido la principal causa de las dos Guerras Mundiales, y, la sangría actual del medio Oriente.

El ser humano es un “Zoon politikón”. A lo largo del año se han creado sociedades y fronteras imaginadas que nos dividen los intereses. Consecuencia del “nacionalismo”.  El ciudadano y, la sociedad en su conjunto, debería hacerse esta pregunta: ¿Cómo debería ser gobernada una sociedad para vivir lo más digno posible? El nacionalismo mientras tanto se preocupa en el quién, ¿quién debería formar parte de esta “nación”?

Unifica entre la sociedad un concepto de “nacionalidad común” que realmente no existe.

Aparte de que sea inviable una “Cataluña independiente”, yo me pregunto: realmente, ¿merece la pena luchar por esto? La verdadera lucha está en la corrupción, en los recortes en sanidad, educación, en pensiones… podemos quejarnos de políticos ineptos, del poder de los bancos y de las grandes empresas. Reivindicar la fuga de cerebros de los jóvenes españoles, el sistema y el mercado, que más de un tercio de nuestro país no gana 600 euros al mes trabajando, la concentración de los medios de comunicación, que, conlleva a la desinformación.

Esto es lo que hay que cambiar, de lo que hay que independizarse.

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