Metro de CIU. Ocho y media de la mañana. Lunes 20 de marzo. Olores conglomerados de domingos resacosos. Entre codazos y pisotones, algún que otro bostezo. Legañas y ojeras con ansia de viernes. Enamorados versus indignados.
La puerta se abre. Uniendo personas. (Tantísimas personas)
Pasamos como si nada. Sin darnos cuenta que ese lugar y ese instante es la fuga de unión de miles de jóvenes y, sus sueños. Conversaciones intensas. Médicos, biólogas, enfermeros, dentistas, ingenieros y psicólogos. Profesores y astronautas. Periodistas. Comunicadores. Abogados y juristas. Entre tanto, algún que otro escritor.
Y, ese momento de agobio, el reencuentro de todas las aspiraciones e inspiraciones que un día dominarán. Metro de CIU. Nueve de la mañana. Un cálido olor a esperanza recorre los pasillos, espera, es la llamada del futuro.