La filosofía nació con el ser humano, el ser humano dio luz ideas, como bien decía Sócrates. Pero, la filosofía tenía una melliza; la poesía, la cual pintó sentimientos en un folio de papel. Durante años se intentó separar la razón de la pasión. La filosofía de la poesía. Platón condena a los poetas en la República. “Los sentimientos no deben dominar al intelecto” advertía Platón.

Pero, un hecho aconteció a la filosofía que cambio su forma de ver la vida: la muerte de Dios. Nietzsche anunció “Dios ha muerto” y el ser humano se encontró sin rumbo. Entonces, se produce un encuentro con la poesía. Con autores Heidegger, Hans-Georg Gadamer o el propio Nietzsche. Este reencuentro llega a España en 1939 con María Zambrano.

Maria zambrano
Pintura Rafael Sanzio, 1510-1511

María Zambrano

María Zambrano nace en 1904 en Vélez-Málaga. En Madrid se licencia en Filosofía, siendo alumna de Ortega y Gasset y de Xavier Zubiri, en una época en la que la mujer está predestinada a las tareas del hogar. Mientras tanto participa en movimientos estudiantiles y colabora con diversos periódicos.

Conoce y entabla amistad con diversos artistas de la Generación del 27; Luis Cernuda, Emilio Prados, Miguel Hernández, Maruja Mallo, Rosa Chacel, entre otros.

Al estallar la guerra se incorpora a filas para colaborar con la República como Consejera de Propaganda y de la Infancia Evacuada. El 28 de enero de 1939 parte rumbo al exilio. Cruza la frontera a pie, acompañada de  Antonio Machado. Primero Francia, luego México. Este año publica dos obras: Pensamiento y poesía en la vida española y Filosofía y poesía.

Su obra: Filosofía y poesía

Zambrano es este ensayo aborda el tema presentado con anterioridad. Para la autora, filosofía y poesía son las dos caras de la misma moneda; “en la poesía encontramos directamente al hombre concreto, individual. En la filosofía al hombre en su historia universal, en su querer ser”. (Filosofía y poesía; María Zambrano)

La solución que propone es la conocida como “razón poética”. El poeta es el único capaz de destruir los monstruos construidos por la razón. Elabora para superar la racionalidad moderna. Plantea dar la vuelta al platonismo. La condena platónica de la poesía es el gran triunfo del logos para occidente. Por esta razón María Zambrano cita:

“La poesía representa a la mentira, todo representar es ya mentira. No hay más verdad que la que refleja al ser que es. Lo demás es casi crimen. La creación humana es puramente reflejante; limpio espejo el hombre, en su razón, del ordenado mundo, reflejo a su vez de las altas ideas. Lo que no es razón, es mitología, es decir, engaño adormecedor, falacia; sombra de la sombra en la pétrea pared de la caverna.” (Filosofía y poesía; María Zambrano)

La filosofía construiría el método que le garantizara la verdad y la poesía encontraría la verdad, sin método científico.  La poesía de su amigo, Antonio Machado, abre camino hacía este nuevo pensamiento.

Tanto el filósofo como el poeta son prisioneros del delirio, del asombro y de la realidad. La poesía es necesaria, porque acude a entregarse incluso a los que nunca la desearon y ella los transforma y engrandece.

Los cimientos de la filosofía advierten con voz de Platón “Así me pareció también el sentimiento de los poetas. Me di cuenta que, por esta causa, los poetas creen que son más inteligentes que los demás hombres, y no lo son: por ello, me alejé de estos.” (Platón. 1982: 56)

Mientras tanto Rubén Darío, con pluma en mano, mirando la vida afirmaba que la poesía es el arte que vence al espacio y tiempo; “he meditado ante el problema de la existencia y he procurado ir hacia la más alta idealidad. He expresado lo expresable de mi alma y he querido penetrar en el alma de los demás y hundirme en la vasta alma universal… nada es extraño a mi yo.” (Poesía completa; Rubén Darío. Capítulo V. Editorial Verbum)

Y, es aquí cuando las dos hermanas se unifican en una; poesía y filosofía; arte, pensamiento; pensamiento y arte. La historia del pensamiento no puede alejarse de la vida, ni la vida puede huir del pensamiento. El ser humano por naturaleza es poeta y, a la vez, pensador.

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