Eran las tres y dos minutos. Llegaba tarde (como siempre). Esta vez, el café era el que se derretía en el hielo. Y, la wifi se apagaba de mi móvil. Quizá, ese fuese el detonante para que levantase la vista.
Un curioso eslogan de un periódico cuyo nombre no quiero acordarme, me bombardeó la mirada.
El hombre (mediana/tardía edad) seguía leyendo, sin perder la costumbre, con un frappé de chocolate encima de la mesa.
Una metáfora de modernidad vs tradición. [Reescribiendo el refranero español.] Una esperanza hacia el cambio.
Yo, como siempre, hablando de feminismo.