Existen 350.000 establecimientos de hostelería en España, lo que supone uno por cada 132 habitantes.

Un estudio asegura que más de dos tercios de los españoles conocen el nombre del camarero de su bar favorito. Y cerca del 30% le dejarían las llaves de su propia casa.

Hombres G, grita en mitad de un concierto, “visita nuestro bar”, mientras Platero se esconde “Tras la barra”.

A Sabina le dieron las diez con aquella película de Álex de La Iglesia.

El Penta sigue bailando al ritmo de “La chica de ayer” y Elvira Sastre, con cerveza en mano, recita su mejor poema en Aleatorio.

Filosofía respira Libertad 8 sin embargo, los madrileños, siguen llorando al Palentino.

Así somos, cada viernes olvidamos los libros en casa para empezar a escribir las conversaciones que entre gritos tuvimos en aquel mítico garito.

Países vecinos no lo comprenden, para ellos son lugares tenebrosos de perdición, pecado y desenfreno.

Mientras para nosotros son un lugar de encuentro y, a la vez, un punto de fuga.

Donde nos juntamos, nos damos ánimos, contamos chistes, reímos como si fuera la primera vez.

Bailamos.

Besamos.

Cantamos.

Celebramos goles, pero, sobre todo, celebramos la vida.

Allí, donde los móviles se esconden, las manos se tocan y somos un poquito más humanos.

Algunos dicen que es cultural, siempre he creído que era innato. Mientras lo debatimos, brindemos por lo que nos hace ser. 

 

One thought on “La última y nos vamos”

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