Llego tarde a felicitar a mi padre, o quizá no. Quizá no haya un día del padre, quizá y solo quizá seas padre todos los días del año.
Mi padre es esa persona que me llevaba tarde al colegio, q
ue me ponía la ropa desconjuntada y del revés. Aquel que cuando me portaba mal me ponía nubes (MUY NEGRAS Y CON
LLUVÍA) en nuestra «libreta del comportamiento» y soles cuando era muy buena.
Aquel que en lugar de contarme los cuentos que se suelen contar con 6 años, me ponía a Jorge Bucay. También es del que heredé el poco sentido del ritmo, la torpeza y los sueños. Porque fue él quien me enseñó que por mucho que la gente critique tus caídas tienes que levantarte (con su típica frase de “ande yo caliente…”) Las charlas filosóficas, las críticas constructivas, la tranquilidad; la paz. Mi padre.
Felicidades papá! (Hoy y siempre)
Aprovecho para felicitar a todas aquellas personas que me cuidan día a día.
Me considero una mezcla de las personas que me rodean… de mi familia, una familia que a muchos les parecerá rara y extraña e incluso no lleguen a entenderla nunca, pero, para mí sin ninguna duda es la mejor. Quizá, “hogar” tenga más de “quien” que de “donde.” Mis personas-hogar son el regalo que la vida me ha dado sin pedirlo.
“Imagina la vida como si fuera un pilla-pilla
contra los rivales del otro equipo del colegio.
Pues ella… es casa”. (Elvira Sastre.)