Metro de Madrid. Viernes 1 de junio. Tres de la tarde. Sonrisas, indignación y una señora jugando al Candy Crush.

Caramelitos rojos, morados, naranjas, azules y, algún que otro, verde. Filas de unión buscando ganar puntos.

Madrid. 1 de junio. Tres y dos minutos de la tarde. Una señora maneja sus caramelitos en busca de más puntos.   

La alarma suena. El metro para. La gente baja. España ha cambiado.

Esta vez, es el Candy Crush el que juega con nosotros.

Ya mañana hablamos de política.

Hoy, la corrupción resta puntos en el marcador.


 

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